13 de marzo de 2015

Aprendé a hacer tu propio compost

Aprovechá los residuos vegetales del jardín y del hogar en vez de tirarlos a la basura. El compost es un abono orgánico que te servirá para mejorar la tierra del jardín y para alimentar tus plantas. Hay dos formas diferentes de hacerlo: realizar un hueco en la tierra o usar un recipiente. El "compostaje" una actividad gratificante, ecológica y práctica 100%. Si todavía no empezaste, ¡animate!




Qué es

El compost, composta o compuesto (también llamado abono orgánico) es el producto que se obtiene del compostaje, y constituye un "grado medio" de descomposición de la materia orgánica, que ya es en sí un buen abono. 

La materia orgánica se descompone por vía aeróbica o por vía anaeróbica. Se llama "compostaje" al ciclo aeróbico (con alta presencia de oxígeno) de descomposición de la materia orgánica.
Uno de los grandes problemas con los que lidiamos todos día a día es la basura. Separar nuestros residuos es una tarea fundamental en dos sentidos: en primer lugar, los residuos secos serán mejor aprovechados por los recolectores y recicladores y, además, te permitirá poder reutilizar a vos mismo tu propia basura orgánica. Esto último es el puntapié inicial para hacer compost: separar tu basura orgánica.

Hay dos formas diferentes de hacer compost. Una de ellas es realizar un hueco en la tierra y la otra es usar un recipiente. Los tamaños de ambos dependerán del espacio con el que cuentes.

En cuanto al recipiente, se pueden usar cajones de madera o incluso comprar compostadores prefabricados. Hay de diversos tamaños y materiales, por lo general son de plástico o resina.

En el fondo del hueco o del recipiente, es aconsejable que coloques un contenedor para que la basura quede allí y no se desparrame. Puede ser una malla metálica, que podés comprar en cualquier ferretería.






Allí tenés que acostumbrarte a depositar todos los desechos orgánicos que produzcas. Esto incluye desde la cáscara de un huevo o flores marchitas, hasta la yerba que usaste para el mate. Eso sí, no es recomendable que pongas carnes o huesos de ningún tipo, frutas o verduras enfermas o podridas, excrementos de animales domésticos, y por supuesto cualquier material que no sea orgánico ni biodegradable como plástico o vidrio.






¿Qué puedo echar?

Del jardín: hojas, césped, hortalizas, ramas podadas, aserrín, etc. 

Del hogar: cenizas, restos de café o de té, infusiones con papel incluído, cáscara de huevo, frutas, restos de verduras y hortalizas, diarios, yogures vencidos, tapones de corcho, papel de cocina, etc.






Dos cosas son importantes a la hora de tener un compost: que lo puedas mantener en espacios abiertos y en los que el sol no de directo todo el día -para evitar cualquier mal olor-, y que lo vayas tapando con ramitas, pasto, hojas y demás elementos, para que no se vea el contenido del recipiente o hueco y para que éste no atraiga bichos.

A la hora de reciclar y reutilizar, toda la familia puede ayudar. Es una tarea fácil que no requiere más que un mínimo de atención.







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